26/6/07

Ambitos

Vr: Hay sonidos casi imperceptibles que gritan horrores
Az: Hay cosas difíciles de definir en un primer intento
Vr: Y es que por más que gritan, no puedo entender lo que dicen
Az: Intentar varias veces puede no ser necedad
Vr: Creí que escuchando era posible llegar a entender
Az: Pero no, no se trataba de insistir... ni siquiera un poco

23/6/07

Preguntar o contestar

Az: ¿Qué te pasa?
Vr: Nada ¿por qué?
Az: No no, sólo me pareció
Vr: ¿Qué te pareció?
Az: Que algo te pasaba
Vr: ¿Algo como qué?
Az: No sé, por eso pregunté
Vr: ¿Pero qué viste que te lo hizo pensar?
Az: Pues no sé... por algo te pregunté ¿no?
Vr: Sí, por algo que ahora no me decís
Az: Porque no lo puedo precisar, fue sólo una impresión
Vr: Ah! ¿Ahora resulta que te causo impresiones indescifrables?
Az: ¿Cuál es tu afán de ironizar?
Vr: Mi afán es el de saber lo que dejás a medio decir
Az: Tengo la impresión de que volvimos a empezar
Vr: Más bien creo que volvimos a terminar
Az: (guarda silencio)
Vr: ¿Y ahora qué?
Az: Nada
Vr: ¿Cómo nada?
Az: Los papeles se invirtieron
Vr: Esa es otra pregunta
Az: No tengo nada más que preguntar
Vr: Tampoco nada más que contestar
Az: Vos en lugar de contestar te pusiste a preguntar
Vr: (guarda silencio)

Cerrajería

La dificultad para abrir o cerrar una (o varias) puerta(s) muchas veces tiene su origen en el llavín. Metemos la llave y resulta que se queda pegada, entonces abrir y cerrar se vuelve algo demasiado dificultoso. Y entonces comenzamos a inventar toda clase de tácticas: levantar un poco la llave antes de girarla, devolverla un poco (como sacándola) después de haberla hecho entrar hasta el fondo, hacer unos movimientos repetidos en forma más o menos circular mientras hacemos girar la llave simultáneamente para ver en qué momento por fin da vuelta y abre, etc.

En estos casos (como en tantos otros) lo primordial es recordar las cosas más básicas; las que se olvidan (o se prefieren olvidar) simplemente por ser tan obvias o porque parecen demasiado triviales. Por lo tanto, antes de ponerse a inventar tantos movimientos absurdos e inútiles que lo único que lograrán tarde o temprano es dañar el llavín o quebrar la llave, es preferible revisar algo básico: la lubricación. Sí, los llavines también necesitan lubricación!

Concretamente en la situación que estamos tomando de ejemplo, bastó algo de lubricación para que la llave fácilmente girara y la puerta abriera (o cerrara). Se comprobó así que no era necesario tanto movimiento ni tanta estrategia. Ahora la llave no se pega, la puerta abre y cierra sin mayor dificultad y todo (sí, de nuevo!) por algo tan básico: lubricación.

Por ello, la recomendación es que revise usted qué tanto le cuesta abrir y cerrar su puerta. Pregúntese usted en qué estado está su llavín. Entérese usted qué necesita para la respectiva lubricación y, finalmente, lubrique adecuadamente su llavín!

Como detalle extra, puede también lubricar las bisagras y eliminar las piedrillas que se meten debajo de la puerta obstaculizando el movimiento y causando muchas veces un molesto ruido a la hora de abrir o cerrar.

Si el problema persiste o se presenta a la hora de pasar la doble llave, es preferible que consulte a un cerrajero profesional.